Con el paso de las décadas, la historia sigue guardando datos de las cosas que se van quedando en el pasado o porque no decir en el olvido.
Los estilos de vidas y el desarrollo vienen a desaparecer y perturbar la tranquilidad de las ciudades, ocasionando que se vuelve estresante vivir en ellas. Debido a esto, se ha ido invadiendo espacios, y agrandando las ciudades; en busca de tranquilidad.
Las pequeñas ciudades…
En las pequeñas ciudades, no ocurren estas situaciones. Son ciudades en donde todas las personas se conocen, son pariente; y la paz y la tranquilidad mantiene la armonía entre los ciudadanos. Las pequeñas ciudades, además de estar un poco estancada en el pasado, están llena de vida. Son agradable vivir en ella, y también visitar. Porque la amabilidad de sus habitantes, el ambiente que posee, hacen querer pasar un tiempo en ellas.
Sobre Acoyapa…
Por mencionar y describir una de las tantas ciudades, que aun preserva vestigios del pasado. Mencionamos la ciudad de Acoyapa, Chontales.
La población de Acoyapa fue fundada a mediados del siglo XVII, entre los años 1642 y 1643 por los moradores españoles de la desaparecida población de Nueva Jaén. Nueva Jaén se encontraba situada en la confluencia del lago cocibolca con el Rio San Juan; fue fundada en 1642 por Diego de Castañeda, era una población de españoles y algunos indios que tenían a su servicio.
La vida de esta población fue efímera ya que en 1643 fue destruida por los piratas que entraban a la provincia de Nicaragua, incursionando el lago, entrando por el Rio San Juan. Al ser destruida totalmente Nueva Jaén, los moradores de ella, huyeron de aquel lugar y pensaron fundar una nueva población lejos de aquel lugar mal sano y por temor a nuevas incursiones de piratas.
Caminaron por varios días buscando un lugar donde fincarse, y fue de esta manera que llegaron a este lugar de paradisiaca belleza, rodeada de numerosos cerro y circundado de ríos. Este lugar les gustó mucho y pensaron en fundar aquí una nueva población junto a Acoyapan que era una población indígena donde habitaba una tribu muy numerosa, cuyo jefe era un bravo guerrero descendiente de los chontales que poblaban el centro del país.
A la nueva población fundada por los españoles que vinieron huyendo de Nueva Jaén le llamaron Acoyapa, que procede de las voces mexicanas «apoyanh«, que significa «lugar desde lo alto«, y del adverbio de lugar «pan» que indica ubicación, esto con el fin de congraciarse con el gran jefe de Acoyapan que les ayudo proporcionándole alimento y material humano en la construcción de la nueva población.
Acoyapa y sus Rastros de Historia.
Al hablar de rastros de historias, en la ciudad de Acoyapa, tenemos obras arquitectónicas que nos cuenta un poco de la historia pasada. Nicaragua, al ser conquistada por españoles, hay en sus ciudades rastros de la influencia arquitectónica de épocas pasadas y de esplendor de España.
Hablar de arquitectura barroca en Nicaragua es un error. Lo que tenemos es arquitectura neobarroco, es decir hecha después del período barroco, En muchas ciudades de Nicaragua, se encuentran edificios que nos hablan del neobarroco, y demuestran la influencia del periodo de la colonia.
Pero este estilo arquitectónico se va quedando en el pasado, ya no se ve nuevas construcciones con este estilo que dio grandeza a una época.
Esto se debe, a que las nuevas técnicas de construcción, los nuevos materiales, la economía, y otros aspectos que condicionan la arquitectura y la construcción hoy en día, no permiten construir obras como estas.

Esto ocasionará que poco a poco se vaya perdiendo en el tiempo estas obras. El mantenimiento de estas obras, es unas de las causa de la desaparición de ellas, debido a sus altos costos, y ni mencionar las restauración. Estas obran solo han quedado para la admiración, ya que el deterioro no permite el uso de ellas. Es más económico y practico hacer una nueva con un estilo más moderno.
Pero es de admirar, como en las ciudades pequeñas estas obras arquitectónica luchan por sobrevivir el paso del tiempo, como los ciudadanos, tratan de preservar su historia y su legado. Su estilo de vida, la historia que ha marcado su pueblo. Es agradable oír los cuentos y las anécdotas de los abuelos, y el sentimiento de recorrer a través de la imaginación el tiempo.
La arquitectura y tradiciones del pasado, por así nombrar. Sin quitar esplendor a la época. Es grata a la vista de un arquitecto, es un orgullo para la persona que sin ser dueño, se siente que le pertenece, y es una maravilla para el turista que llega a conocer la obra. Las costumbres y tradiciones hacen únicas estas ciudades.

Es fascinante, poder admirar una obra que lleva décadas de vidas, poder admirar sus detalles. Y a la vez es nostálgico ver que obras como esas ya no se construirán más. Pero hay que sentarse dentro de una de ella, y perderse en el espacio que encierra, sentir el eco que se produce, alzar la vista y mirar la luz entrar en ese espacio, sentir el aroma de la madera que lleva años y aún sigue erguida al paso del tiempo. Columnas de gran grosor que como Atlas sostienen los altos techo. Y sentirse pequeño y anonadado.
Las ciudades pequeñas hacen regresar al pasado, hacen sentir paz y te permiten respirar aire puro. El visitar las ciudades pequeñas, permiten recorrer el pasado de un país. Permite conocer y apreciar las bellezas que posee.
Autor: Arq. Marvin Medina – Empresa Constructora de Nicaragua